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Cada latido cuenta

¿Más es mejor? Antes de emitir un juicio sobre la pregunta anterior, recuerda que todo depende. Sí, todo depende de cada tema. Por ejemplo: si hablamos de un marcador de futbol, pues claro que, más es mejor. En cambio, si hablamos del consumo de combustible de un auto familiar, nuestro objetivo será que gaste el mínimo. Desde este punto es que abordaré la función cardiaca, específicamente los latidos del corazón y su relación con la eficiencia y la eficacia.

Empecemos con un ejemplo. Imagina a dos personas del mismo género, la misma edad, el mismo peso y la misma estatura. La diferencia entre ellas son los hábitos y estilos de vida. Empecemos con el sujeto “A”; una joven estudiante de ingeniería y un trabajo de medio tiempo en una cafetería. El sujeto “B” es seleccionada universitaria en el equipo de atletismo. Se les pide a ambos sujetos realizar un recorrido de 100 metros planos, mismo que ambas realizan sin eventualidades. A esto le llamaremos eficacia, debido a que cumplieron con la distancia estipulada. Pero, qué pasaría si ahora se les pide realizar los mismos 100 metros planos en el menor tiempo posible; sin temor a equivocarnos el sujeto “B” realizará esta actividad en menor tiempo que su contraparte. A esto último lo llamaremos eficiencia; realizar la misma actividad con menos esfuerzo.

Por eficiencia cardiovascular se entiende la relación entre el trabajo realizado por el miocardio (músculo cardiaco) y la energía empleada para realizar dicho trabajo. La eficiencia cardiovascular es óptima cuando el corazón bombea mayor cantidad de sangre con menor esfuerzo. En otras palabras; en promedio el corazón de un adulto joven sedentario en reposo bombea la cantidad de 5 litros por minuto, necesitando 80 latidos durante ese tiempo. Pero, si se tratase de un maratonista en el mismo rango de edad, los latidos promedio por minuto en reposo serían de 50, para bombear los mismos 5 litros. Clínicamente, a la frecuencia cardiaca por debajo de 60 se le cataloga como bradicardia pero, tratándose de un deportista, se le nombra: bradicardia del deportista.

Lo anterior lo podemos aplicar a nuestra vida diaria. Imagina que recorres una distancia de mil metros en un tiempo de 10 minutos. Probablemente, si eres un adulto joven y saludable, esto no representa mayor problema de esfuerzo, y se define esta acción como actividad física. La actividad física como cualquier movimiento voluntario producido por los músculos y que representa un ligero aumento en el gasto de energía. Pero ¿Qué pasaría si cubrieras la misma distancia en 5 minutos? En ese caso ya se cataloga como ejercicio físico, que se define como el aumento en la movilidad del cuerpo planeada para mejorar el funcionamiento del organismo. Esto último se refiere a lograr la adaptación física al esfuerzo. Es por ello por lo que si realizas algún ejercicio físico notarás cómo tu cuerpo se adapta a las exigencias para lograr mantener más tiempo un buen ritmo en tu trote, mejorar tu tiempo en carrera o aumentar tu fuerza física.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para adultos de 18 a 64 años lo siguiente; deberían realizar actividades físicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos o actividades físicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos; o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.

La frecuencia cardiaca (FC) o latidos por minuto (LPM) es útil para controlar la intensidad del ejercicio. Hoy en día hay diversos dispositivos, como los relojes inteligentes, para poder medir la FC mientras se realiza ejercicio por lo que representa una forma accesible para controlar la intensidad. Grosso modo los cálculos que utilizan estos relojes se basan en fórmulas que se nutren con tus datos, como; peso, edad, talla, frecuencia de entrenamiento, etc. Con los datos obtenidos el software del reloj mostrará recomendaciones de intensidad, según las metas que quieras lograr. Dichas intensidades se pueden simplificar de la siguiente manera; baja intensidad (escapar del sedentarismo), moderada intensidad (mejorar tus capacidades físicas) y alta intensidad (cruzar tus límites).

Definitivamente la mejor manera de planear tu ejercicio y actividad física es de la mano de un profesional, de esta manera tendrás un plan personalizado para lograr la mejor versión de ti. Para cerrar este escrito te dejaré una estadística proporcionada por la OMS en el 2022. Las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre un 20% y un 30% mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.

Doctor Alberto Molás,
Miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife
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